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Relatos eróticos en moteles

Ocasiones Kinky Por: Leonardo 03 abril 2020
Relatos eróticos en moteles

Pon a volar tu imaginación con estas candentes historias y rememora tus mejores experiencias moteleras.

Si los moteles hablaran, muchas son las historias que podrían contarnos, pues dentro de sus habitaciones han ocurrido todo tipo de fantasías y aventuras sexuales que de solo imaginarlas seducen a todos los sentidos, pues a pesar de los mitos que suelen asociarse a este tipo de lugares, debes saber que visitar un motel y en específico un Love Hotel tiene muchos beneficios debido a que en ellos todo está diseñado para tu placer, tu seguridad y, sobre todo, tu privacidad. 

Es por eso que se me ha ocurrido recopilar para ti los relatos eróticos más hot y excitantes sucedidos en una habitación de motel, para que pases el rato leyéndolos, estimules a tu imaginación y te diviertas gozando de toda la acción, los juegos, las posiciones y los orgasmos narrados por uno de sus protagonistas. 

¡Empecemos!

Relato erótico 1 “ Ayudándole con su tesis”, anónimo. 

Empezamos sin conocernos y terminamos conociendo cada rincón de nuestro cuerpo.

Después de que un amigo nos presentara vía messenger para que yo le ayudara con algunos problemas de su tesis, debido a mi experiencia profesional, ella (a quien le pondré Monse) y yo comenzamos a entablar una comunicación a distancia estrictamente “académica”. Meses después acordamos vernos personalmente para que yo pudiera entregarle unos libros y programas que había conseguido para ella.

Una vez acordado nuestro encuentro meramente profesional, me dispuse a viajar a la ciudad en la que viven mis padres, pues era justo en el centro de aquel lugar a plena luz del día en donde habíamos quedado para conocernos por primera vez. Llegado el día nos saludamos cordialmente, platicamos un rato, hablamos de su tesis (el motivo de nuestra reunión) y al poco tiempo ya habia química entre nosotros, así que después de un rato le pregunté si quería ir conmigo al cine. 

Pff… que no hicimos en el cine, pues con una película aburrida y nuestros cuerpos lo bastante cerca, la seducción y la pasión comenzaron a hacerse presentes entre nosotros, es así que pasado un buen faje y terminada la película, no quería quedarme con las ganas de tener a esa mujer desnuda frente a mí, pues con lo que mis dedos habían tocado y la manera en que nos estuvimos besamos, era más que evidente que los dos estábamos ardiendo.

Desde luego, saliendo del cine le propuse ir a un lugar más privado en el que pudiéramos seguir conociéndonos sin que nadie nos molestara, por supuesto, ella dijo que sí.

 

La habitación estaba cargada de erotismo y se podían respirar nuestras hormonas sexuales en el ambiente. 

Por fin, llegamos al motel, solicité una habitación y una vez dentro de la suite no perdí ni un momento para comenzar a tocar y besar el cuerpo de esa rica mujer a la que deseaba cogerme ansiosamente, Monse fue al baño, mientras yo la esperaba en la cama buscando una película porno para amenizar el ambiente, aunque cabe resaltar que yo estaba más que caliente. 

Empezamos a besarnos y olvidamos por completo que recién nos íbamos conociendo hace unas cuantas horas atrás, nos fuimos quitando la ropa y comencé a hacerla vibrar, recorrí su cuerpo con mis labios y poco poco fui bajando hasta su vientre, besé su ombligo, la sentí estremecerse y vi como mis caricias le erizaban la piel. 

Con las yemas de mis dedos estimulé sus pezones los puse erectos y seguí  recorriendo su cuerpo, tocando su cintura, su cadera; volví a su senos, me bajé a sus piernas y así conocí cada centímetro de su piel mientras mi erección estaba a punto de estallar. Ella por su parte me acariciaba la espalda, me besaba el cuello y trataba de encontrarse con mi boca, al mismo tiempo que su mano masturbaba mi pene y acariciaba  mis testículos.  

 

Disfrute mucho quitarle la ropa interior con mi boca.

Le arranqué el calzón con mis dientes y recorrí sus labios vaginales con mi lengua, besé sus senos y empecé a introducir mis dedos en su húmeda vulva, ella estaba muy excitada y deseosa de más, así que me coloqué sobre ella, volví a besar todo su cuerpo y esta vez al llegar a su vagina me detuve para hacerle un delicioso sexo oral.  

Ella solo gemía y se contorsionaba mientras yo le hundía mis dedos en busca de su punto G y mi lengua se llenaba del suculento néctar agridulce que emanaba su vagina caliente, deseaba beberla toda y Monse quería que lo hiciera pues no dejaba de presionar con sus manos mi cabeza sobre su vulva para que se la siguiera lamiendo, chupando y mordiendo. 

Tras varios orgasmos de aquella princesa, decidí que era momento de penetrarla, pero no sin antes pedirle que me devolviera el favor y me la chupara, a lo que accedió sin chistar, acercó su boca y comenzó a mamar de forma suave e inexperta pero bastante placentera pues sabía mover bien la lengua, mi glande estaba hinchado como un champiñón y poco a poco iniciaban a escurrir de él gotas de semen producto de su exquisto blow job. 

Dirigí mi pene hacia su vulva, me puse sobre ella y antes de que la montara, Monse agarró mi pene, jugó un par de segundos con él, lo embarró entre sus labios y con fuerza lo introdujo dentro de ella, comenzamos a movernos suavemente y fuimos aumentando la intensidad. 

 

Le decía al oído palabras como: “¿Te gusta mi amor? ¡Qué rica estás! ¡Me encantas!” 

La puse en cuatro he hice del doggy style el pretexto perfecto para aumentar la cachondería, mientras ella me preguntaba si me gustaba su culito ¡Por supuesto que sí ! Comencé a darle estocadas más fuertes, le di unas cuantas nalgadas y dejé salir mi lado salvaje sobre Monse, tenerla así me hacía sentir un toro embistiendo a su presa, a su vez mis instintos eran alimentados por sus gemidos y el reflejo de su cara en el Espejo Gigante que teníamos frente a nosotros. 

Agarré su pelo y le hablé sucio, ella respondió encantada y afirmativa, pues disfrutaba tanto como yo del dirty talking que a los dos nos hacía ponernos muy cachondos… terminamos, descansamos un poco y corrimos a sacarle provecho al Potro del Amor que se encontraba en la habitación, probamos todas la posiciones que pudimos, ella arriba, de espaldas, de frente, sentada, recostada y por atrás. ¡Definitivamente hicimos de todo! 

Quedé admirado de la danza sexual que disfrutamos en aquel sillón y de cómo me conquistó el movimiento de sus nalgas mientras la estaba penetrando profunda e intensamente sin opción a tregua. Tuvimos varios orgasmos y después de haber estado amándonos en aquel recinto del placer, descansamos, nos besamos y platicamos con mucha más confianza que cuando la conocí por la mañana; me confesó que no esperaba que termináramos cogiendo, que tenía novio y que sin problema le encantaría volver a repetir nuestro apasionado encuentro. 

 

¡Fue la mejor asesoría de tesis que he tenido en mi vida!

Sin saberlo, ella más que conseguir material para su tesis había cumplido la fantasía de estar con un hombre mayor y yo había hecho realidad mi deseo de jugar a la alumna y el profesor. Nos duchamos juntos, nos alistamos para salir de aquel motel en donde el tiempo se nos fue volando, le ofrecí encaminarla a su casa y una calle antes de llegar la dejé para no causar problemas, acordamos una nueva cita y sin titubeos después de aquel primer encuentro ella comenzó a mandarme fotos eróticas cada vez que se sentía caliente.

¿Te ha gustado este relato erótico? Si tú como el narrador tienes una candente historia para contar, te invito a compartirla conmigo, pues en la idea de desmitificar la mala fama de los moteles, hablar de lo hot, y de lo divertidos y  eróticos que pueden ser, ayuda a que cada vez más personas se animen a disfrutar de los beneficios de visitar un motel temático para adultos como los que se encuentran en el directorio de Hoteles Kinky. 

Comparte este relato y mantente al pendiente de los siguientes relatos eróticos que iré compartiendo para ti, recuerda que en el mundo de los Love Hotels todas las fantasías pueden volverse realidad, por supuesto, siempre de forma, libre, segura y consensuada. 

¡Hazte Kinky!

Te recomendamos leer: Recorrido virtual por un Love Hotel. 

 

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